La familia y el TDAH
La presencia del Trastorno de déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH) en la familia supone un reto constante. Si bien todas las familias han de adaptarse a las distintas etapas vitales de cambio, el hecho de que un hijo sea diagnosticado de TDAH exige una mayor flexibilidad por parte de los padres para que puedan responder de la forma más adaptada. Si añadimos las posibilidades de encontrarnos en una misma familia más de un miembro con TDAH, entonces el reto es aún mayor.

Los padres muchas veces se sienten indefensos, sin saber cómo actuar. En el trabajo terapéutico procuramos mostrarles las estrategias y recursos que poseen a su alcance y cómo ponerlos en marcha:

Lo que se pretende es evitar llegar a la situación en la que los progenitores se vean desbordados y terminen reaccionando de forma impulsiva, para ello "recetamos" tiempos de respiro. Esto supone reservar un tiempo exclusivo para los cuidadores, sobre todo para el cuidador principal (que en muchas ocasiones todavía sigue siendo la madre), un tiempo para si mismo. Es la única forma de asegurarnos que los padres conserven su salud con el fin de poder dar lo mejor de ellos. Para poder cuidar, primero es necesario cuidarse sino más que una ayuda nos convertimos en un obstáculo.
Como comenté al principio, a veces el TDAH ocupa un lugar central en la familia y en numerosas ocasiones vemos cómo la relación de pareja se resiente, en estos casos se hace doblemente necesario reservar un tiempo único para los dos en el que se reencuentren y se atiendan mutuamente quedando excluido hacer algún comentario a cerca de los hijos.
Por Cristina Martínez Bernal
